Después de algunos hermosos viajes por Europa, decidimos hacer un viaje largo con nuestros tres adolescentes.
Ecuador nos pareció el destino perfecto: un país diverso donde no es invierno durante nuestras vacaciones de verano. Aunque resultó ser un poco más frío de lo que esperábamos, fue un alivio durante una ola de calor en Bélgica.
En nuestra búsqueda, encontramos algunos itinerarios de ejemplo en el sitio web de Tom. Decidimos centrarnos principalmente en los viajes más aventureros en los Andes. ¡Nos encantó!
Comenzamos en Mindo con un teleférico, ¡y olvídate de cualquier idea que tengas sobre los teleféricos en los Alpes! Luego pudimos volar por el bosque nuboso en 10 tirolesas seguidas.
En Otavalo, nos acostumbramos a la altitud y aprendimos nuestras primeras palabras en Kichwa.
Nos sentimos orgullosos al estar a gran altitud en Cotopaxi, felices de refugiarnos en la cabaña de montaña por la nieve derretida. Volvimos a superar nuestros límites en Chimborazo y disfrutamos de vistas impresionantes. Desde la cabaña de montaña, descendimos en bicicleta de montaña a través de un paisaje desolado.
En Baños, nos lanzamos con el rafting y luego nos relajamos en las aguas termales — vistas a las montañas, cóctel en mano.
Hicimos una caminata increíble alrededor de Quilotoa, que es aún más hermoso en la vida real que en cualquier foto.
En Guamote y Tigua, conocimos más a los amables ecuatorianos.
Tom incluyó una caminata en Ozogoche en nuestro itinerario y no tenía idea de qué esperar. Resultó ser increíblemente auténtico, con lagos de un azul brillante en un lugar que ni siquiera está en la Lonely Planet… ¿Deberíamos enviarles una pequeña propina? Aún lo estoy pensando.
Después de toda esa altitud, terminamos en la costa en Puerto López: ¡un encuentro cercano con ballenas, delfines y tortugas, todo en un solo paseo en bote!
Pero lo que realmente brilla en toda esta experiencia son las sonrisas genuinas de los ecuatorianos, ya sea cuando los saludas, viajas con ellos, cantas o bailas con ellos en el auto.
Tom selecciona cuidadosamente los alojamientos y los lugares para almorzar que apoyan a la comunidad local sin sacrificar confort y variedad. ¡Todo estaba perfectamente organizado! En ningún momento nos sentimos como voyeurs o visitantes no deseados.
El pueblo ecuatoriano, especialmente nuestros guías, conductores y Tom, fueron los que hicieron este viaje verdaderamente inolvidable, más allá de toda la aventura.
